La finalidad de la actividad física es preservar la salud con una mejora de la aptitud física (resistencia, vigor, flexibilidad y fuerza muscular). También es un adyuvante muy importante para la recuperación y el restablecimiento de la salud y el bienestar en un sinnúmero de patologías, entre las que se destacan las afecciones metabólicas, que complican la función y la estructura de varios órganos y sistemas del cuerpo.
La prescripción de ejercicios -por el profesional médico- es tan compleja como la elaboración de un plan alimentario, pero de gran importancia por su influencia en el proceso de adelgazamiento (pérdida de masa grasa con preservación de masa muscular), sostén del peso logrado, normalización metabólica (mejoría de la glucemia, ascenso del C-HDL, descenso de triglicéridos y de la presión arterial) y mejoría del estado cardiovascular.
La práctica de actividad física se asocia con un descenso del riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular, todo esto explica la importancia de la misma.
